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Núñez de Arce: noventa años de historia viva de Valladolid
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Construcción del edificio proyectado por Miguel Fisac
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A continuación transcribimos el discurso de despedida a los alumnos pronunciado por la profesora del Departamento de Lengua Dª Luisa Armenta Moreno durante el acto de graduación de los alumnos 223

 

 

 

 

DISCURSO DE DESPEDIDA – CURSO 2022-2023

Querida comunidad educativa, claustro de profesores. familias y, de forma muy especial, queridos alumnos:
En primer lugar, os quiero tranquilizar a todos, no voy a dar una clase de sintaxis ni de morfología. Aunque las palabras son los mimbres con los que no solo construimos discursos, sino la realidad. Voy a aprovechar este momento para hablaros de otras cosas que también son importantes. Recordaréis, sobre todo los alumnos, que hace apenas unos meses estábamos comenzando un nuevo año académico y que, entonces, este momento parecía quedar muy lejano, pero aquí́ estamos. En estas clases y pasillos hemos compartido muchos momentos. Las relaciones que hemos tejido, el gusto por el conocimiento, la imperiosa necesidad de desarrollar la capacidad de pensar por uno mismo y la disponibilidad para abrir la mente a las infinitas posibilidades de comprensión que tiene la realidad, siempre múltiple y compleja, han guiado este viaje personal y académico.
Y esto supone realizar un camino de aprendizaje que nos exige continuamente ir un poco más allá. Resulta muy cómodo moverse por caminos conocidos, tararear canciones que ya nos sabemos o no salirse de aquellas disciplinas que dominamos bien. Pero la tarea de vivir supone un desafío continuo para el que hay que estar lo mejor preparados posibles. Por eso, continuamente os pedimos un punto más de superación, porque nos preocupa vuestro nivel de aprendizaje, vuestro proceso de maduración, vuestra capacitación para afrontar las siguientes etapas de la vida. Sabemos que esto no nos hace los profesores más populares y, aun así, nos seguimos empeñando en que vuestra formación sea la mejor posible. En contrapartida, os pedimos que intentéis comprender que, a veces, hay conocimientos indispensables, cuya utilidad es difícil de entender y cuyo atractivo es casi nulo. La inteligencia para aprender es muy temprana, pero la madurez necesaria para ver lo importante que es aprender es muy tardía. Por eso, necesitaréis tiempo para poder apreciar y valorar con equidad lo que vuestro paso por estas aulas ha supuesto. Permitidme que os diga que hay que ser valientes para atreverse a llevar a cabo una formación adecuada y de calidad con todo lo que esto supone, cuando socialmente no es lo más aplaudido. Formarse, pensar por uno mismo o ser crítico constituyen en la actualidad un acto de rebeldía. Así que, como ya dijera Kant por el siglo XVIII: Atreveos a conocer. Atreveos a conocer de forma seria y plena, porque lo que se sabe confusamente y a medias no solo es inútil, es también un estorbo. Una cabeza bien formada es la que tiene sus conocimientos bien ordenados y estructurados, no la que carece de conocimientos. Formar a una persona sin enseñarle contenidos es como pretender ordenar una habitación vacía. Dice Ricardo Moreno Castillo que quien está resolviendo problemas de fracciones cuando por edad podría estar resolviéndolos de cálculo integral, o quien recibe un barniz de cultura clásica cuando por su inteligencia podría estar estudiando en serio griego o latín, está siendo tratado como un niño pequeño, está siendo infantilizado.
Y solo el que conoce puede salir de la minoría de edad intelectual. Y tal vez, -perdonadme, pero soy profesora de lengua y no puedo evitarlo-, en esta tarea de aprender, el dominio de la palabra os pueda ser de ayuda. Fijaos lo que decía Gorgias en el Elogio de Helena:
«La palabra es un poderoso soberano, que con un pequeñísimo y muy invisible cuerpo realiza empresas absolutamente divinas. Puede eliminar el temor, suprimir la tristeza, infundir alegría o aumentar la compasión».
Pero las palabras no actúan por sí solas, sino que su efecto en la realidad va a depender en buena medida de nuestra formación y de nuestra actitud ante la vida. En especial de esto último.
Todos tenemos que acometer la tarea de construirnos como personas. Una tarea en la que tenemos que saber discriminar lo que realmente vale la pena de lo que no. Como dice Stephen Covey, lo importante en la vida es saber qué es lo importante. Si tuviera que formular un único deseo para vosotros pediría que fuerais capaces de vivir con intensidad y que fuerais, de una u otra forma, felices. Pero para eso, hay que saber que la felicidad no depende tanto de las cosas que nos pasan como de la interpretación que hacemos de aquello que nos sucede. Yo no pretendo tener las claves de la felicidad, ese estado legítimo al que todos aspiramos, pero permitidme que comparta con vosotros alguna idea que tal vez pueda ayudarnos a ser felices y a generar felicidad a nuestro alrededor:
- Aprended a diferenciar los dramas reales de lo que solo son dificultades que debes resolver. Centraos en lo esencial de la vida.
- Recordad que lo más importante son siempre las personas. El mundo actual nos hace olvidar que lo esencial no es el dinero, el éxito, la imagen o el poder, sino el ser humano.
- Cultivad la curiosidad, la sed de conocimiento, la creatividad. Desarrollad todo el potencial que tenéis en vuestras manos, pues es mucho mayor de lo que imagináis.
- Entended que no siempre hay que ser el mejor, no siempre hay que ganar. No se puede estar contento solamente si somos los mejores o las cosas salen como queremos. En la vida se trata de ser buenas personas, no de ser los primeros.
- Cultivad la mentalidad de la abundancia y sed generosos. Cuánta generosidad hace falta para alegrarse por el bien de los demás. Si la vida os regala un amigo que se alegra de corazón cuando os va bien, incluso mejor que a él, procurad no perderlo, porque ese es un amigo infinitamente generoso.
- Sed optimistas, sin confundir optimismo con ingenuidad o negación de la realidad.
- Desarrollad la bondad. No podemos dejar de ser sensibles al sufrimiento ajeno. Estad atentos al sufrimiento silencioso de tanta gente, especialmente ese que pasa desapercibido y nadie trata de aliviar.
- Elegid siempre ser amables. Ser amable es la forma más fácil, rápida y eficaz de vivir con alegría. Y al día, tenemos veinte mil oportunidades de ser amables.
- Sabed que en la vida no se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de hacer de manera absolutamente extraordinaria las cosas ordinarias del día a día.
En fin, que por una vez y sin que sirva de precedente, no os voy a decir que la sintaxis es lo más importante en la vida. Ese saber aparentemente inútil y tortuoso que tal vez os ayude a estructurar mejor el pensamiento, lo que no es poca cosa.
Solo me queda dar las gracias a los compañeros de trabajo, por su buen hacer y cuidado continuo; a vuestras familias, que, en definitiva, son quienes os educan y, finalmente, a vosotros, mis alumnos, que ya formáis parte de mi memoria, esa parte del cerebro que, sin más remedio, vive en el corazón. Gracias por las experiencias vividas, por lo que cada uno de vosotros me ha aportado cada día. No sabéis cuánto ha sido.
No os voy a desear una vida fácil, ya sabéis que no es mi estilo, pero sí una vida interesante. Que vuestros ojos estén abiertos para que puedan absorber todas las geografías, que vuestra mente esté dispuesta a los diferentes saberes y que vuestros sentidos estén atentos para descubrir y sentir la belleza.
Muchas gracias y ¡Buen viaje!
Luisa María Armenta Moreno